Nadie se encuentra ajenx a la desigualdad, al rechazo o a la discriminación. En todas las culturas y sociedades han existido normas y pautas del “deber ser”, las cuales nos han marcado con estereotipos de sexo y género -por mencionar algunos- de todo lo que se espera se cumpla por el consenso. No obstante, tode aquel que decida salir de los estándares se verá segregado por la familia y la sociedad en sí. Actualmente existe un sinfín de grupos menospreciados por distintas razones, debido a las demandas que la sociedad imperante prefiere: la homogenización ante la diversidad de cualquier tipo porque así es más sencillo gobernarnos a todes.
Junio, el mes del orgullo gay, visibiliza la lucha por la diversidad y la libertad de ser, exigiendo nuestros derechos inherentes por el simple hecho de ser personas. Un problema significativo en el mundo radica en que, a la mayoría le gusta opinar de lo que no solo no le importa, sino que tampoco le afecta, pero navegan con bandera de que así es, creando todo un caos moralista de lo que está bien o está mal. Las cosas no son tan polares, hay toda una gama de matices en el medio que enriquecen nuestra experiencia del mundo y que, nos permiten “SER”. Ser ciudadanes del mundo es el común denominador que debiera bastar para solidarizarnos en las luchas y distintas causas que viven otras personas en el planeta, empatizar y darnos cuenta de que nuestra cabeza no es el mundo. La película Pride (2014), dirigida por Matthew Warchus expone de una bella manera estos valores que, sin duda alguna, si todes lo pusiéramos en práctica viviríamos en una sociedad más tolerante, más amable y más libre.
Pride está basada en hechos reales durante la huelga de los mineros británicos en 1984, la misma huelga en la que está ambientada la película, Billy Elliot, otro chico afectado por los estereotipos y, ¿quién no? Solo piensa en alguna cosa que hayas hecho o elegido en contra de tus deseos y la respuesta está ahí, en formas de ser y actuar que detestas, que te impiden ser libre y que has replicado a causa de estos patrones sociales establecidos. El filme resalta un aspecto importante: “No hay que ser la causa para ser parte de ella”, es así como un grupo LGBT, nombrado LGSM, Lesbians and Gays Support the Minners (Lesbianas y gays apoyan a los mineros), se solidariza recaudando dinero para apoyar a estos y sus familias. Se crea una alianza poco usual de dos comunidades en contra de un enemigo en común que los reprime y afecta: el gobierno británico.
La película en cuestión es un himno honesto a la diversidad, la libertad, pero especialmente a la solidaridad. Los mineros no tuvieron reparo en ondear la bandera del orgullo gay, porque en tiempos difíciles los únicos que portaron con orgullo su bandera, les dieron apoyo y voz fue la comunidad LGBT+.
No he venido a hablar de imposiciones en el deber ser, tampoco de identidad, roles, preferencias e ideologías, etc., vengo a hablar de unión, de hermandad, de tolerancia y respeto. Quizá no puedas unirte a todas las causas de manera activa como el LGSM con sus mineros, pero si dejas de llamar de manera peyorativa a los demás por pensar o hacer elecciones distintas a las tuyas, estás apoyando; si dejas de señalar a las personas por su preferencia sexual, ideológica, de creencia, condición económica o de salud, estás apoyando; si dejas de motivar al Estado o a la Iglesia con leyes o pautas que limitan a las personas en ejercer sus derechos de manera plena, estás apoyando; si dejas de decirle a alguien, “Es que tú debes…”, estás apoyando; si te aceptas tal cual eres, así como a las personas que te rodean, estás apoyando; si dejas de ejercer conductas machistas, estás apoyando; si no te escandalizas al ver vestide a alguien con una bandera de arcoíris o unicornios, estás apoyando y si te la pones sin importar el qué dirán ni dar explicaciones, también apoyas; si usas lenguaje inclusivo, estás apoyando, recuerda que el lenguaje también evoluciona; si motivas la diversidad cultural, intelectual o de cualquier tipo, estás apoyando.
Como puedes ver, hay más formas de apoyar y ayudar que siendo un lastre en la sociedad, la cual de binaria y polar no tiene nada. La evolución y la diversidad van de la mano, así como la unión y la revolución. Empaticemos y crezcamos con orgullo y sin prejuicios en conjunto hacia una sociedad más variada, tolerante, pacífica, pero sobre todo más humana. La única regla del Club de la Cinefilia es “hablar del Club de la Cinefilia”.
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