No hace mucho vi un video donde un youtuber, influencer, o como se les llame, de esto no entiendo mucho, hizo una pregunta al conferencista Alejandro Kasuga. Me parece que la conferencia versaba sobre cultura empresarial. Según esto, el chaval se presentó como discípulo de Miguel Ángel Cornejo, y en medio de su brillante historial, dijo ser ajedrecista, y de los mejores. —¿Cuál es la diferencia entra táctica y estrategia?
La pregunta en sí me pareció interesante. Desafortunadamente, el joven fue tan presuntuoso en su exposición que el conferencista lo llamó al orden pidiéndole un poco de humildad. En rigor, nadie me lo ha preguntado. De cualquier manera, voy a intentar dar una explicación al respecto: Digámoslo así, de manera simple y sencilla: la táctica es un giro de efecto inmediato, y la estrategia es un plan de largo alcance.
Para Savielly Tartakower «La táctica es saber qué hacer cuando hay algo que hacer, la estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada que hacer». Más allá de la fina ironía del Gran Maestro polaco, y más cercanos en el tiempo y la poesía, Mario Benedetti en un conocido poema hace en cambio una clara diferencia entre táctica y estrategia. Para Mario Benedetti la táctica consiste en mirar y con ello aprender, hablar y escuchar, para construir puentes y quedarse en el recuerdo.
La estrategia -en cambio- es más simple y más profunda: «…que un día cualquiera, no sé con qué pretexto, por fin me necesites». Me queda claro que Benedetti, además de poeta y escritor, era un hombre que conocía de la vida, del amor y -un poco- de ajedrez.
El ajedrez y la vida.
Fue Miguel de Cervantes, en su obra inmortal, quien hizo esta analogía: el ajedrez como el teatro y la vida. Al decir de Sancho Panza, cuando el señor don Quijote hace esta brava comparación el asunto era ya viejo, por no decir trillado. No obstante, si el ajedrez y la vida tienen tanta similitud, podemos concluir, parafraseando un poco al GMI Mijaíl Botvínnik, que la vida también es el arte del análisis.
La vida también requiere de una estrategia y de golpes tácticos en los momentos oportunos. El jugador del juego de la vida debe mover sus piezas con cuidadosa atención. En el ajedrez, tanto como en la vida, se puede perder una partida ganada, o ganar una partida perdida. Porque el ajedrez, con toda su magia, nos reserva sorpresas y aprendizajes que van más allá de un aparentemente sencillo tablero de sesenta y cuatro casillas. En ello estriba el sublime encanto del ajedrez: es más que un juego. Los entendidos afirman que es juego, deporte y ciencia.
Para Stefan Zweig, el ajedrez, el “juego de reyes”, es “el único entre todos los ideados por el hombre que se sustrae soberanamente a toda tiranía del azar y otorga sus laureles de vencedor, de un modo exclusivo al espíritu, más propiamente dicho, a una forma determinada de la habilidad intelectual”. Juguemos pues el juego de la vida, con la paciencia y la concentración de una hermosa, acaso la mejor, partida de ajedrez.
César Augusto.
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