Un mar que lleva tu nombre
(Fragmentos)
Virginia María Aguirre Cabrera
Emiliano Zapata, Tabasco. México
II
Para Ciprián Cabrera Jasso (1950-2012)
Tomo café y pienso. Todos los días pienso en ti.
En el océano dulce de tu voz y el ave recluida en la mirada.
Mis pies, granos de arena, se mueven sobre la inmensidad
de esta tierra que se cuartea poco a poco.
No sé si cuando se rompa por completo los humanos tocaremos fondo.
No sé si en ese abismo exista el infierno de Dante
o si el infierno es nuestra mente, araña que teje su cárcel día a día.
En mi mente están colgadas tus memorias de luces y sombras.
La imagen de incendio bajo un sombrero.
Los pies que contenían bailes del mundo.
El abrazo, remendador del alma.
La soledad, calamar adherido a tu sombra.
Insisto en que el dios del tiempo
no los envuelva en humo de olvido;
por eso te escribo y reinvento,
para desviar ese humo que llena de cáncer la memoria.
VI
Cuando el vacío de una ausencia es muy grande,
la cuenca de los ojos no alcanza;
entonces el cuerpo se inunda de llanto,
los huesos y el alma se ablandan y uno cae postrado
a los pies del tiempo exigiendo clemencia.
Pero el tiempo no es clemente,
se limita a observar el instante en que el dolor te anega.
Te desbarata.
VIII
Habito una ciudad sin gente.
Bailo sin música en el alma.
Escribo poemas con borrador.
Duermo sin cerrar los ojos.
Soy plañidera silente.
Camino sin apresurar mis pasos,
con los ojos fijos en el misterio del polvo
hasta encontrar la calle
que exhiba a la luz tus huellas
Del libro Un mar que lleva tu nombre.
Secretaría de cultura del estado de Tabasco.
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